martes, 16 de agosto de 2016
No, no lo es.
No, no lo es. No es un corazón roto, es un alma rota, un alma que se ha cansando de vivir, que no puede más, que necesita ...
Huir! Y por cobardía, como siempre, pero también por necesidad. Porque en lo más profundo aún desea vivir un poco más, aunque sólo sea un poco.
Pero por qué si no es capaz de ver lo que le espera en unos meses (aunque lo desea visualizar) y qué decir de unos años.
Son insoportables los miedos que le acompañan cada noche, nunca se van y si lo hacen vienen otros y los que se han ido inevitablemente vuelven a aparecer tarde o temprano.
Un miedo terrible al futuro y sabes qué: el futuro siempre va a estar ahí.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)