El ángel estaba en tierras lejanas, y no iba a regresar, se
comunicaba cuando podía con sus amigos. En las últimas cartas le comunicaron que su gran amiga la anjana se había cansado del incubo lo que alegró al ángel, pobre anjana hablaría
con ella cuando volvieran a verse.
La princesa emprendió viajes con su familia y sólo se podía
comunicar con el demonio, al cual al parecer había dejado de amar por un tiempo,
durante ese viaje y con la bruja.
El ángel estuvo incomunicado durante bastante tiempo. Cierto
día recibió una carta de su amiga la anjana, el incubo se había batido en duelo
con un amigo suyo y el demonio ayudó al incubo lo que supuso problemas pues
terminó batiéndose con otros amigos. El demonio y el incubo se fueron por su lado y los amigos de la anjana
por el suyo. La anjana llego a tierras del ángel y le contó todo lo que sucedió
el duelo. Se intentó comunicar con el
incubo, acabó en un enfado por parte del
incubo probablemente debido a que
entendió lo que quiso. Posteriormente se
entero de que la súcubo se había enfadado con él. El incubo era muy victimista
y además estaba en fase depresiva porque
nadie caía a sus pies. La princesa y la
duquesa hicieron un viaje juntas como buenas amigas que eran, una noche tras
haber bebido… tal vez demasiada hidromiel y vino, la princesa dijo que anhelaba
al demonio y la duquesa confesó amor por el incubo. Por lo que al ángel le
contaron y dedujo la princesa se ganó la confianza del incubo, por su propio
bien, al parecer no estaba bien visto que mientras ella estaba con el demonio,
los demás les pidieran que se guardasen
para el privado su amor, Si su amiga la duquesa era cortejado por el incubo,
ella podía estar a sus anchas con el demonio, nadie iba a decir nada a las
parejas reales.
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